Alexandra dejó todo por su sueño de tener una familia perfecta. A pesar de haber estado leyes y graduarse con honores, cuando se casó con Kostya, decidió abandonar su carrera para cuidar de su esposo y de Gerda, su perro. Un día, esa felicidad se desmorona en un instante cuando una chica atractiva aparece en su puerta para decirle que ahora vivirá en su casa. El mundo perfecto Alexandra colapsa cuando su esposo decide expulsarla del apartamento junto a Gerda, en favor de la mujer que se acaba de presentar en el apartamento. A Alexandra no le queda otra opción que mudarse con su madre en un pequeño y modesto departamento para vivir con Gerda, el perro Leonberger de 75 kilogramos. Los problemas de Alexandra no terminan ahí. Al poco tiempo sufre un accidente, después del cual es ingresada al hospital y es acusada ante la policía. Gracias a su sinceridad y fuerza de voluntad, Alexandra encuentra una esperanza para disfrutar de una nueva vida y restaurar hacer justicia: primero en su destino, y luego en los destinos de sus seres queridos.